Y algún tiempo después, otro cazador imprimió junto a esa mano su propia mano, negra de tizne.
Y luego otros cazadores fueron dejando en la piedra las huellas de sus manos empapadas en colores que venían de la sangre y de las cenizas, de la tierra, de las flores.
Trece mil años después, cerquita del Río Pinturas, en la ciudad de Perito Moreno, alguien escribe en una pared: "Yo estuve aquí".
